24 abril 2009

Muerte


Con pesar vi pasar la mañana

llevándose a mi amor consigo,

pues no temía a la muerte

ella me dio castigo


¡Oh Muerte, dulce Muerte!

trae a mi amor conmigo,

madrecita dulce y bonita

tráelo a jugar conmigo.


A sus oídos llegaban

mis ruegos dolidos,

mas ¡Ay! sus oídos eran sordos

a los mortales sonidos


¡Muerte! madrecita mía

escuchame, en un grito

clamé misericordia a Vida

la madre del destino.


Y rogué día y noche,

para que a Muerte hablara Vida

que le hiciera escuchar

los ruegos que en mi boca había


-No puedo, dulce niña

devolverte a tu amado,

pues no tengo ya su alma

de poeta enamorado-


-pero quien le tiene madrecita-

grite yo desesperada

-Thanatos, mi esposo,

al inframundo le ha llevado-


un torrente de mi ojos

brotó cual alhelíes

y corría en su caudal,

hacia el mar desbocado.


-Madre, madrecita,

llévame entonces a su lado

mis ojos ya no tienen brillo

ni calor mis manos-


-En mis brazos te acurrucaré,

niña mía en mis brazos

y recibiremos juntas la mañana

eternamente jugando-.


Hilandra


02 abril 2009

pasion


Paseaba el joven por un campo
oloroso de azahar
y vio a la joven tan hermosa
entre flores una más

y el deseo lo llenó
y quiso poseerla
en la orilla siempre dulce
que rodea el almendral

y se mostró a sus ojos
y ella le quiso de verdad
y se entregó sin saber su nombre
sólo placer y nada más

y no les rozó el miedo
y no sintieron vergüenza
pues sus cuerpos sabían amar

y fueron hombre y mujer
pues ya sabían querer
y la unión que en ellos se ha dado
ha sabido su carga merecer.

HilandraSilena

el hombre


Silente viajaba un hombre oscuro,
silente viajaba sobre el campo nocturno.
el hombre pensaba, soñaba caminando

Buscando un camino en su mente
perdida en un campo de cenizas.

Se encontraba perdido
pues no quería encontrar,
porque buscaba donde no se encuentra
porque olvido que buscaba.

El hombre está perdido,
donde nadie le puede guiar.

Sea encerrado en su mente, 
las ayudas no lo encontrarán
sólo él puede abrir la puerta
que le dejará de ahí escapar
Abre los ojos a la vida,
abre tu mente a sus misterios
Escucha a tu inconsciente,
no te ahogues en cenizas
cuando tienes hambre de renacimiento
si no le sacias te pudrirás por dentro
Pues no puedes conocer, 
el valor sin detrimentos
que tu vida desde siempre posee.

¿Quién le enseñará al hombre a vivir?

Muestren sus manos al firmamento
pues si el ríe con el reirán
y si llora los desgarrará su sufrimiento.

 Hilandra Silena